NTRO. PADRE JESÚS DE LA CORONACIÓN DE ESPINAS

En lo referente a las imagenes titulares de la Hermandad, debemos destacar en primer lugar por su altísima calidad artística la imagen de Ntro. Padre Jesús de la Coronación de Espinas.

La talla nos presenta a Jesús en la iconografía de Ecce-Homo, con las manos atadas delante del torso y los brazos flexionados y desplazados hacia su derecha, hacia donde se gira la cintura levemente. La pierna derecha está adelantada dejando descansar todo el peso del cuerpo sobre la izquierda.

El rostro de serena belleza, tiene forma ovalada con frente amplia, la nariz es recta y las cejas están ligeramente arqueadas, la boca entreabierta deja ver los dientes superiores.

La barba es bífida y el cabello presenta gruesos mechones largos que caen sobre la espalda. Las manos están atadas con una soga que rodea el cuello y cae sobre el pecho, en la derecha Cristo sujeta una caña. El sudario de amplios pliegues se anuda en la cadera derecha con una soga, dejando al descubieto la anatomía.

Se trata de una imagen de estética barroca, con un tratamiento anatómico muy detallado, configurando una talla de primer nivel de las mas bellas que procesionan en la provincia.


En lo relativo a su autoría, se trata de una imagen anónima, atribuida al maestro imaginero Pedro Roldán.

Respecto al origen de la imagen de Jesús de la Coronación de Espinas los investigadores Esteban Mira Caballos y de la Villa Nogales consideran que fue realizada hacia 1657. Su hipótesis la basan en los datos de un documento localizado en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla donde se cita a la Hermandad con el título de La Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Esperanza.

En este documento se refiere que "Desde el año de mil seiscientos y cincuenta y ocho ha acostumbrado sacar procesión de penitencia el jueves de Semana Santa con la imagen del Ecce Homo". Otro hecho que corrobora, según ellos, esta hipótesis es que en 1659 hubo un litigio entre el prioste de la Hermandad y unos acreedores por una gran deuda contraída entre 1655 y 1659, con la coincidencia de que los mayores gastos corresponden precisamente a los meses finales de 1657. Opinan que los desembolsos de estos años debieron estar destinados a financiar la hechura del Ecce Homo, unas potencias de plata para el mismo, una corona para la Virgen de la Esperanza y las andas procesionales para salir en su primera estación de penitencia en 1658.

En 1943 el Cristo es mencionado por el historiador José Hernández Díaz, en el Catálogo arqueológico y artístico de Sevilla, en la descripción de la Iglesia del Divino Salvador de Carmona, como "Nuestro padre Jesús de la Esperanza, interesantísima figura de último cuarto del XVII, que recuerda notablemente la producción de Pedro Roldán."

En cuanto a las restauraciones de la imagen: existe una primera documentada realizada en 1971 por José Rodríguez Rivero-Carrera, aunque se desconoce en que consistió. En comparación con unas fotografías fechadas en 1940, se puede apreciar como la cabeza del Cristo ha debido ser restaurada, pues actualmente no presenta los daños que entonces aparecían en la frente como consecuencia probablemente del roce de la corona de espinos naturales.

Posteriormente en 2009 fue restaurada por IAPH. Realizando una restauración de los pequeños daños que presentaba y realizando una limpieza de la imagen.

Significación:

El título que tiene la imagen actualmente, Jesús de la Coronación de Espinas, no se corresponde con la iconografía que presenta que es la de Ecce Homo, nombre con el que se designa a la imagen en el momento de su adquisición.

La iconografía de Ecce Homo representa el momento en que Cristo, ya flagelado y coronado de espinas, es presentado al pueblo por Poncio Pilato (jn. 19, 4-7): "Pilatos salió una vez más, y les dijo: -Escuchad; os lo voy a sacar de nuevo para que quede bien claro que yo no encuentro delito alguno en este hombre. Salió, pues, Jesús fuera. Llevaba sobre su cabeza la corona de espinas y sobre sus hombros el manto púrpura. Pilato se lo presento con estas palabras: -¡Este es el hombre! Los jefes de los sacerdotes y los guardias al verlo, comenzaron a gritar: -¡Crucifícalo, crucifícalo!" Este tema es conocido en el arte cristiano desde el siglo IV, pero su difusión popular se debe al teatro de los misterios del siglo XV.

Al ser esta escena posterior a la de la coronación, el Ecce Homo aparece con la corona de espinas, con los signos de la tortura en el cuerpo, una soga al cuello con la que se encuentran atadas las manos, el cetro de caña y la clámide púrpura. Son atributos que forman parte del episodio de la coronación de espinas pero no representa el momento en que esta escena se desarrolla sino otro episodio posterior.

Fotos. Vidente de la Ossa, Marta García y José Antonio Ballesteros